viernes, 30 de agosto de 2013

COLABORACIÓN DE SERGIO VILCHEZ

El Everest no es sexi El Everest no es sexi Otro día quizá os cuente algo de la parte deportiva del maravilloso camino hacia el Everest ya que Sergio M me viene insistiendo que le escriba algo para este blog. Por el momento dejar que os dé un pequeño consejo: Subir al campo base del Everest no es el tipo de vacaciones al que quieres llevar a esa novieta que te acabas de echar... (o noviete, al revés también cuenta). Pero si a ella le gusta la montaña tanto como a mí... Está bien, veamos por qué es mala idea...
Estamos a 5000 metros, ya casi allí, llegamos al campo base por la mañana. Somos cuatro y casi no hemos sufrido hasta ahora. Sólo unos cuantos dolores de cabeza, diarreas y un poco de sangre por la nariz del polvo del camino. Por lo demás más contentos que chupillas. Decidimos llevar cada uno nuestras cosas, es decir nada de porteadores, así que viajamos con lo básico que es casi casi lo puesto y a estas alturas, que hace un frio que pela, efectivamente lo llevamos todo puesto. Bajo toda la ropa llevamos sin ducharnos una semana, aun nos quedan unos días para hacernos cargo de la higiene corporal que, a este punto de la aventura, digamos es secundaria. No me miréis así. ¡Estamos a menos 15 grados! Un ejemplo: En los servicios, dícese la cabina esa de madera ahí fuera con un agujero en el centro y un barril de un metro de altura lleno de agua con un cazo (para tirar de la cadena); en los servicios, decía, se ha congelado todo. El cazo está hecho un bloque con el agua del barril y el agua que alguien no muy cuidadoso había echado por todo el suelo para limpiar sus cositas se ha congelado también y el suelo es una pista de patinaje, lo último que uno quiere cuando hay que apuntar desnudo en un agujero... Nos vamos pronto a “la cama”. Lo peor de cada día es llegar a destino. Llegas a una de estas casas de té sobre las cinco o las seis de la tarde, se va el sol y hace un frio que pela y no hay nada que hacer más que comer algo, jugar a las cartas o leer un rato. Yo soy el de la sangre por la nariz, que se me ha ido secando por el camino y cada vez que me rasco un poco ya la tengo liada. Total que me voy a “la cama” y en cuanto me tumbo horizontal no puedo respirar por la nariz para nada, y claro, considerando los menos quince grados no es cuestión de quedarse dormido respirando por la boca... En definitiva, que paso toda la noche sentado contra una pared (así puedo respirar débilmente por la nariz) tratando de descansar un poco en mitad del barullo que se genera en el exterior hacia las cuatro de la mañana donde la mitad de un grupo de chinos tiene que ser evacuado en helicóptero...
Por la mañana mi amigo y compañero de “habitación” dice que se baja que está hasta las narices (le digo que no, que el de las narices soy yo) de los dolores de cabeza y que se ha quedado sin fuerza que no puede ni levantar la mochila. El tercero del grupo dice que si no se lo decimos a nadie nos contará como la noche anterior tuvo que ir “al baño” varias veces en un ataque diarreico. Que intentando apuntar resbaló con el hielo y metió toda la mano en el agujero. Que se quiso limpiar con el agua del barril pero estaba congelada así que le empezó a dar hostias con el jarro hasta que rompió el hielo al tiempo que la antorcha de la cabeza se le caía al fondo del barril y tenía que meter todo el brazo hasta la cabeza (incluida) dentro del mismo para recuperarla... en la oscuridad... Y el cuarto del grupo sonríe escuchando nuestras historias, pero no mucho por lo que le pudiera tocar a él pronto... Conclusión: Dile a esa novieta que el Everest es chachi piruli. Que lo es. Dile también que hace falta coraje, espíritu aventurero, estar en forma, un tanto de dinero y añade alguna cosita más que creas que vaya a sorprenderla. Pero no te la lleves contigo. El Everest no es sexi...
Aqui vemos a Sergio Vilchez y Gillian con la familia Muro, en Wicklow, montes cercanos a Dublin.

1 comentario:

  1. Muy bueno el relato Sergio V!
    Me he echado unas risas con la anécdota de tu colega. Seguro que no fue a ti al que te paso lo del servicio? :-D

    Mi experiencia en la caminata al EBC fue bastante diferente (principalmente por la época en la que fui y porque no fui con novieta pero con mujer) aunque sí que hay algunos puntos en común si... :-)

    Sergio 2, un saludo desde Australia!

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